jueves, 20 de agosto de 2015

8 nutrientes que han demostrado científicamente aumentar la felicidad

Los siguientes nutrientes (encontrados en fuentes de alimento muy comunes) no sólo son buenos para su bienestar físico, sino que también pueden hacerlo feliz.

1. Hierro
Si alguna vez ha sufrido una deficiencia de hierro, ya debe de conocer la sensación triste y paralizante que se produce cuando el transporte del oxígeno vital a través del cuerpo se ve comprometido. Las mujeres en edad fértil, así como quienes no obtienen suficientes proteínas de los animales en sus dietas (es decir, los veganos y vegetarianos) pueden ser especialmente susceptibles a tener niveles bajos de hierro. Una dieta rica en carne de pavo magra y/o cereales fortificados y lentejas (si no come carne) puede aliviar la depresión y la fatiga por falta de hierro.

2. Magnesio

Los niveles adecuados del mineral magnesio son necesarios para la liberación y recaptación de serotonina del cerebro (un derivado del triptófano). Esto significa que el magnesio bajo resultará en serotonina baja — y causará irritabilidad, fatiga, depresión, ansiedad e incluso paranoia y confusión mental. Para mantener su estado de ánimo regulado, consuma fuentes ricas en magnesio como las espinacas, los cacahuetes, las almendras, los anacardos y los frijoles de soya.

3. Ácidos grasos omega 3

Probablemente ya sepa que los alimentos ricos en omega 3, un tipo de ácido graso esencial, son buenos para su salud. Sin embargo, las semillas de chía y el pescado (es decir, arenque, trucha y salmón del Atlántico), son alimentos necesarios para evitar la irritabilidad, la energía baja, la depresión e incluso los pensamientos suicidas provocados porque el cuerpo no produce naturalmente su propio omega 3.

4. Calcio

Le sorprendería aprender que no necesita consumir lácteos a diario para obtener las cantidades adecuadas de calcio. Puede apoyar la salud de sus huesos y vasos sanguíneos, reducir el riesgo de diabetes tipo 2 y regular su estado de ánimo y niveles hormonales (estrógenos) al consumir alimentos como la col rizada, las acelgas y las fuentes típicas de lácteos como la leche, el queso y el yogurt.

5. Cromo

Este mineral poco mencionado tiene un efecto importante en nuestros cerebros. Ayuda a metabolizar la comida, a regular los niveles de azúcar de la insulina y a mantener un ánimo equilibrado, lo cual es la razón por la que sus niveles bajos a menudo se detectan en pacientes que sufren de depresión. Sin embargo, puede aumentar la ingesta de cromo mediante el consumo de brócoli, de patatas y de pechuga de pavo sin grasa.

6. Vitamina D

La vitamina D, conocida como la “vitamina feliz”, a menudo está ligada al TAE (trastorno afectivo estacional), el cual ocurre a menudo debido a una exposición limitada al sol y a un estilo de vida sedentario e interior. Sin embargo, además de impulsar el estado de ánimo, una buena dosis de vitamina D diaria fortalece el sistema inmunológico y apoya los huesos (cuando se consume con calcio). Aunque la vitamina D más potente es obtenida de la exposición al sol, podrá encontrar fuentes de vitamina D en la yema de huevos, en los hongos y en ciertos tipos de pescado como el salmón y el pez espada.

7. Vitamina B12

Si es vegetariano o vegano (o si simplemente no come mucha carne), corre el riesgo de sufrir deficiencia de B12, ya que este nutriente prevalece en subproductos animales (es decir, carne, pescado, queso y huevos). Una deficiencia de B12 puede causar fatiga, depresión y cambios en el humor debido a que regula la función neurológica y nerviosa.

8. Vitamina B6

Al igual que la deficiencia de B12, la deficiencia de vitamina B6 puede causar depresión junto con anemia temporal – lo cual disminuye la energía y puede debilitar el sistema inmune. Las mujeres son más susceptibles a la deficiencia de B6 y los médicos a menudo recomiendan suplementos junto con un aumento de la vitamina B6 en la dieta proveniente de fuentes como el salmón, el atún de aleta amarilla, la pechuga de pollo y los garbanzos, los cuales regulan el estado de ánimo y previenen la depresión premenstrual.

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