lunes, 3 de agosto de 2015

Lecciones de vida del Dalai Lama

Lecciones de vida del Dalai Lama



Traducido generalmente como «océano de sabiduría», este título fue forjado por el jefe mongol Altan Khan al aceptar a Sonam Gyatso como maestro excepcional, «reencarnación de buda en la Tierra» alentando al pueblo mongol a la conversión al budismo. Tenzin Gyatso, es el Dalai Lama en la actualidad desde el 6 de julio de 1935.
  1. Siempre que sea posible, sé bueno. Y siempre es posible ser bueno.
  2. La prosperidad es fruto de acciones y no con rezos.
  3. La altivez nunca está justificada, y es fruto de una baja autoestima o logros superficiales y temporales.
  4. Cuando te parece que todo te sale mal es porque algo maravilloso está intentando entrar a tu vida.
  5. La gente fue creada para ser amada y las cosas fueron creadas para que las usen. El mundo está en caos porque todo está al contrario.
  6. El tema de la compasión no está relacionado con la religión. Es algo universal, una condición necesaria para la supervivencia de la raza humana.
  7. Si puedes ayudar, ayuda, sino, al menos no hagas daño..
  8. No celebro mi cumpleaños porque para mi ese día no tiene nada diferente a los demás. De cierta manera cada día es un cumpleaños. Te despiertas en la mañana y todo está fresco y nuevo. Cada día te trae algo importante.
  9. La meta de nuestras vidas es ser felices.
  10. Guarda una actitud positiva hacia la vida, así serás feliz hasta en las condiciones más adversas.
  11. Nuestros enemigos nos dan una oportunidad fantástica de ejercitar nuestra paciencia, resistencia y compasión.
  12. Creo que la religión verdadera es tener un corazón bueno.
  13. Debemos tener el control sobre la tecnología, no convertirnos en sus esclavos.
  14. Los grandes cambios comienzan en cada persona; la base para la paz en el mundo son la calma interior y la paz en el corazón de cada individuo. Cada uno de nosotros puede contribuir.
  15. Cada uno de nosotros es responsable por la humanidad. De eso se trata mi sencilla religión. No hay necesidad de catedrales, ni de filosofía compleja. Nuestro cerebro y nuestro corazón: allí está nuestra catedral: Nuestra filosofía es la bondad.

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