jueves, 12 de marzo de 2015

La intensidad de la vida



El tiempo de la vida es el que es. El dinero se puede estirar y lograr hacerlo cundir. La ropa se puede usar hasta límites insospechados: a veces te cansas antes de ella que realmente esté inservible. Pero ¿Y el tiempo? No, no lo podemos estirar. El día sólo tiene 24 horas, ni una más ni una menos. Y el tiempo que cada uno tiene asignado para vivir está contado medido y pesado, aunque a veces nos vamos antes de la vida porque nuestra alma no soporta más.

Sólo podemos ser traperos del tiempo, aprovechar cada minuto del que tenemos, especialmente esos momentos que nos quedan en los trayectos de metro, autobús o tren, vivirlo intensamente, darle prioridad a lo que realmente queremos hacer. Nuestro tiempo es sagrado y debemos plantearnos si queremos aprovecharlo a fondo o queremos malgastarlo en cosas banales.

Tu vida será tan intensa como tú realmente quieras. Tú eres el que decides imprimir a la vida el ritmo que quieres que tenga. Los aprendizajes previamente previstos por tu alma llegarán, pero otros dependen de cuánto quieres tú aprender. Tú decides cuánto quieres evolucionar, qué conciencia quieres poner en los actos de tu vida, si quieres ser alguien que pasa por el mundo sin cambiarse a sí mismo ni a su entorno o quieres ser alguien que va transformando su ser para ser cada día más consciente y a través de su cambio interno transforma el mundo a su alrededor. Rosa Gómez

No hay comentarios: